Hace unos meses os hablaba mi compañera Inés Arias en el blog de las fases del aprendizaje comparándolas con el estado de la materia (sólido, líquido y gaseoso). Lo hacía en este maravilloso artículo que aquí os recordamos.
A raíz de ese artículo, hablando el otro día con algunos compañeros profesores de Escuela de Escritores, entre los que se encontraba también Inés, nuestra compañera Mariana nos habló de que esa teoría tiene relación con las cuatro fases de la competencia que desarrolló Martin M. Broadwell en 1969. Esta teoría, según he visto ardilleando por internet, se atribuye normalmente a Abraham Maslow, el de la famosa pirámide de Maslow, aunque no he encontrado ningún artículo que lo respalde con citas directas como ocurre con Broadwell. Vamos a fiarnos, por esta vez, de Wikipedia y vamos a concederle la autoría a Broadwell. Aunque estemos equivocados, lo que nos interesa es la teoría en sí, no su autor (aunque dejamos la polémica aquí por si alguno quiere investigar más).
Cuando Mariana nos explicó en qué consistía esta teoría, me di cuenta de que encaja perfectamente con el proceso de aprendizaje de casi cualquier técnica. Sobre todo de aquellas que implican una parte creativa y una parte consciente. Yo, por propia experiencia, he visto que funciona en el aprendizaje de idiomas, de la conducción, de la escritura, de la práctica de cualquier deporte, etc. Incluso sirve para la natación y el montar en bici.
Esta teoría divide el aprendizaje de cualquier competencia en cuatro fases: Incompetencia inconsciente, Incompetencia consciente, Competencia consciente y Competencia inconsciente. A continuación explicaré brevemente en qué consiste cada una de ellas aplicada especialmente a la escritura creativa y su aprendizaje:

La primera fase es la Incompetencia inconsciente. En esta fase, que se da siempre justo antes de entrar en contacto con cualquier aprendizaje de escritura creativa, el escritor piensa que sabe escribir porque escribe y le resulta sencillo. Piensa que lo hace bien de una forma natural. No encuentra diferencias entre su escritura y la escritura de gente más formada o con más experiencia.
Cuando el escritor entra en contacto con un taller de escritura o con cualquier teoría de técnicas narrativas, empieza a darse cuenta de que la escritura requiere de unos conocimientos mayores de los que él suponía y empieza a ser consciente de que lo que escribe necesita de más trabajo para parecerse a lo que escriben aquellos a los que admira. Es decir, que se da cuenta de que no es competente en esa habilidad. En este momento entra en la fase de Incompetencia consciente.

Después de aprender a usar las técnicas narrativas y de entrar en contacto con textos bien escritos, el escritor de marras ya es capaz de desarrollar textos propios que resulten solventes con mucho trabajo y tras muchas revisiones. Siempre con el apoyo de la teoría o de gente que domine el tema un poco más que él. Es Competencia consciente porque sabe cómo hacerlo bien si se lo propone, ha aprendido a escribir de manera correcta y solvente.
Entre la tercera fase y la última se da un estadio que dura más que entre las otras fases y que requiere de muchas repeticiones y muchos intentos. Exactamente igual que cuando se aprende a conducir, o a montar en bicicleta, se deben repetir los movimientos hasta que el cuerpo los haya automatizado y así se pueda centrar en otra cosa. Se necesitan muchas repeticiones para lograrlo. Es decir, que el escritor del que hablamos, debe escribir mucho siendo consciente, pensando, en lo que escribe, planificando y revisando más de lo normal. Probablemente aquí produzca textos que resulten solventes, pero que pueden carecer de personalidad o de creatividad; correctos, pero fríos.

Tras muchas repeticiones de la fase anterior, el escritor por fin pasará a la última fase, la Competencia inconsciente. Es aquella que se da cuando te montas en el coche, arrancas, conduces y aparcas sin darte cuenta de lo que haces. Puedes hacer conducido treinta kilómetros sin haber pensado ni una sola vez en que estabas conduciendo y, sin embargo, no haber realizado ni un solo movimiento incorrecto. Esto pasa también con músicos, bailarines, etc. En esta fase el escritor por fin podrá dejarse llevar por la intuición, sin necesidad de respaldar sus decisiones con la teoría, y dejarse llevar a la hora de escribir. Eso no quita para que el escritor deba planificar y realizar correcciones después, pero le resultará bastante más sencillo que en las fases anteriores. Los textos así escritos estarán más cerca de nuestro subconsciente y, probablemente, muestren una mayor personalidad.
En esta fase es en la que se produce el momento de olvidar las técnicas narrativas del que os hablaba hace unas semanas en este artículo. Ya hemos interiorizado las técnicas narrativas, ya no las necesitamos porque las aplicamos sin pensar. Al igual que no necesitamos el código de circulación mientras estamos conduciendo.

Siempre hay que tener cuidado con la segunda fase, pues es la más desalentadora para el alumno y puede hacer que muchos de ellos se vengan abajo y abandonen la escritura. El profesor puede ayudar a que esto no suceda, pero en gran medida depende del tesón y las ganas que cada uno le ponga a lo que está haciendo. Ser consciente de todo lo que aún nos queda por aprender puede ser abrumador y deprimente, pero sin duda es una oportunidad para plantearnos un reto y salir adelante con aquello que de verdad nos gusta y deseamos. Digamos que esta parte es la que criba a aquellos que de verdad quieren ser escritores de aquellos que solo buscan un reconocimiento sencillo por parte de la gente que les rodea o de desconocidos.
¿Qué os parece la teoría?, ¿la conocíais ya?, ¿os habéis sentido identificados con alguna de las fases del aprendizaje como me ocurrió a mí cuando tuve conocimiento de la teoría? Dejadnos las respuestas, como siempre, en los comentarios.
Muy intersante el articulo, me llamó mucho la atención y profundizaré en la escalera del conocimiento, saludos
Paco.
Gracias por comentar, Paco. Mucho ánimo con ese aprendizaje 🙂
Resumido en pocas palabras este articulo es Excelente…
Muchas gracias Heidy 🙂