Hace unos días acabé una novela que me había recomendado, y regalado, un buen amigo mío. La novela era muy interesante no solo como entretenimiento, sino también como inspiración y ayuda para el proyecto que estoy escribiendo ahora mismo. Por eso me la leí en tan poco tiempo. He de decir que hasta el momento en el que llegó el final, la novela me estaba pareciendo entretenida y muy solvente. Planteaba un conflicto muy interesante que podría ayudarme a plantear el de mi novela. Sin embargo, todo eso se esfumó al llegar al final.
Todo lo que había construido el autor se desmoronó en dos páginas. El final no solo estropeaba la historia, sino que incumplía unas cuantas de las normas principales que no deben incumplirse en narrativa. En este caso concreto se trataba de un deux ex machina mezclado con una dejadez y muchas ganas de terminar la historia. Ese final me dejó un gusto amargo que me hizo reflexionar sobre la dificultad de cerrar una historia (ejem, Stephen King) y sobre cómo un final puede destrozar un texto hasta el punto de anular todo lo bueno que tenía. En esa reflexión identifiqué tres finales que, para mí, son los que más pueden estropear una novela y son los que os expongo a continuación:
Final no estaba muerto, estaba de parranda:

Este tipo de finales, también conocidos como finales sorpresivos, son aquellos que tienen mucho de deux ex machina y en ellos la intención del autor de sorprender con un giro inesperado en el final provoca que la resolución no venga dada por la lógica interna de los personajes o del relato. Tampoco hemos dejado que el lector pudiera llegar a descubrir esa sorpresa del final del texto con indicios y pistas a lo largo del texto, haciendo que se sienta estafado al llegar al final. Hemos hecho trampas y jugado con las cartas marcadas. Ejemplos de estos finales serían La sombra del viento y El asesinato de Roger Ackroyd. En la segunda de ellas, novela negra, (atención, spoiler) el asesino resulta ser el propio narrador, pero para que esa sorpresa funcione, hay que pasar por alto muchas licencias que el narrador se ha tomado a la hora de contar la historia, con lo que el lector no contaba con las herramientas suficientes para llegar al final de la historia de la mano del detective.
Final donde dije digo:

Estos finales son primos hermanos de los anteriores, solo que en este caso lo que se muestra es una gran incoherencia en el comportamiento de los personajes o del desarrollo de los acontecimientos. Suelen producirse cuando los personajes realizan algún acto que no es típico de su personalidad solo para que el final se produzca de una manera determinada. Y, ojo, no estoy hablando aquí de personajes que evolucionan y cambian a lo largo de la historia, sino a personajes que actúan de una manera totalmente infundada, aleatoria o que mienten sin que haya ningún indicio para ello. Por ejemplo, en El mal menor, el autor crea una serie de elementos imposibles fantásticos que se engarzan en nuestro mundo y que cumplen unas normas, pero, más tarde, se salta sus propias normas para poder terminar el texto con un último giro inesperado que rompe la coherencia interna del texto y de todo el elemento imposible de la novela.
Final se acaba el plazo de entrega:

Este tipo de final tiene dos variantes. La primera de ellas es la variante resumen. En ella, el autor se dedica a realizar un resumen apresurado de lo que queda hasta el final porque la historia ya se le está quedando larga. Es la sensación que deja la novela Nuestra parte de noche, que después de quinientas páginas resume los meses finales de las peripecias del protagonista en un par de capítulos en los que se resuelven todas las tramas de forma apresurada. El lector se queda con la sensación de una planificación mala y de que al autor lo que más le importaba era contar por contar, no la resolución de la historia.
La segunda variante es una que podría llamarse «me canso de escribir» y en ella el autor termina la historia en un punto cualquiera sin cerrar la trama principal y sin dar indicios para que el lector pueda intuir el final por su cuenta. No hablo aquí de finales abiertos, sino de finales abruptos, de historias a medias que disfrazan de finales abiertos. Este tipo de finales muchas veces provocan que el lector dude de si ha comprendido la historia y se genera la falsa sensación de que la historia es demasiado compleja para él.

Como podéis ver, hay muchas formas de cargarse una historia cuando ya casi la tenemos acabada. Estos tres finales no son, evidentemente, los únicos que pueden estropear tu novela, pero para mí son los más comunes. Sobre todo cuando se está empezando a escribir.
Siempre se habla de la importancia de tener un buen comienzo para enganchar al lector y para que se sumerja en nuestra historia y en nuestros personajes. Y es cierto. Pero también es muy importante prestar atención a los finales de las historias. Casi tanto como al comienzo. Lo que pasa es que normalmente los escritores no tienen planificados los finales cuando comienzan a escribir una novela, lo cual me parece bien, hay que dejar respirar la novela y que tome la dirección que deba tomar; pero en esos casos hay que estar dispuesto también a trabajar mucho sobre la historia para no acabar estropeándola. Y, amigos míos, un final puede no solo estropear una novela, sino que puede lograr que los lectores no vuelvan a confiar en nosotros como escritores. Con la cantidad de libros que hay por leer en el mundo y la cantidad de autores, ¿por qué dar segundas oportunidad a alguien que nos ha hecho sentir estafados?
Y es que un mal final puede romper el pacto con el lector y que el lector se sienta engañado y que el escritor se ha estado riendo de él durante todas las páginas. Esa sensación, además, va en aumento a medida que la novela gana en longitud. A más páginas, más fácil es sentir esa sensación de engaño.
¿Cuál es la novela que más os ha decepcionado en el final o que más ha jugado con vuestros sentimientos de lector? Podéis dejarme las respuestas, como siempre, en los comentarios.
2.500 páginas de Reincarnation of the strongest sword god y el final en no más de 30, se sintió como el autor avía abandonado la novela y apenas iso un final porque no quería dejar la historia en el aire, la historia era muy buena y el final sinceramente pareció que a ser expectacular pero por problemas lo plasmó todo rápidamente en unas poquísimas páginas, y me sentí estafado way, más de 2000 páginas para un final de 30, mínimo le faltavan 1500 páginas más joder