Cada escritor es un mundo y ya sabéis que aquí siempre abogamos por la investigación personal y el empleo de las técnicas que mejor sirvan a cada uno. Lo que ha podido servirme a mí, no tiene por qué servirte a ti. Es por eso que enseñar a escribir es una profesión tan subjetiva y, quizás, también es la razón por la que parece que los que nos dedicamos a ello en realidad somos vendedores de humo que jugamos con las ilusiones de escritura de la gente. Cualquiera que haya hecho un taller de escritura con un buen profesor sabe que eso no son más que mentiras.
El caso, es que, cuando se habla de modelos de escritura y de consejos que sobrepasan el buen uso de las técnicas narrativas, hay tantas opciones como escritores puedas encontrar. Como no nos gusta imponer un modo único de ver la escritura, esta semana os presentamos diferentes maneras en las que puedes organizar y afrontar tus sesiones de escritura. Quizás te descubramos alguna que no conoces o, quizás, te propongamos alguna que encienda una bombilla en tu cabeza.
Conozco escritores que practican todos estos métodos que os voy a presentar y voy a intentar presentarlos mostrando sus fortalezas y debilidades de forma objetiva para que podáis elegir con conocimiento cuál es el que más se adecúa a vuestra manera de trabajar.

Por objetivos: Este método consiste en sentarnos a escribir teniendo un objetivo claro en nuestra cabeza. Puede ser revisar dos capítulos, hacer un perfil de personaje, escribir varias escenas, redondear un párrafo, buscar rimas internas, examinar los diálogos de una parte concreta del texto, etc. Cualquier cosa. Este método es el que más os va a ayudar cuando estéis revisando. A la hora de escribir, puede parecerse demasiado a otros de los métodos que vamos a ver después. Escribir por objetivos (y planteando, por supuesto, objetivos realistas con el tiempo y el estado en el que os encontréis) os puede otorgar recompensas de satisfacción inmediata al ver cumplidos los objetivos. Eso hará que asociéis a las sesiones de escritura algo positivo. Recordad que escribimos para divertirnos y pasarlo bien con el proceso. Sentirse satisfecho con el trabajo desempeñado es muy importante para ello. Este método es parecido al que recomienda dividir el trabajo (cualquiera que sea) en pequeñas tareas asumibles. Ir cumpliendo tareas te ayudará a sentir que haces cosas y a sentirte realizado y satisfecho. Por lo tanto, contento con tu trabajo (escritura).

Por tiempo: Este método es uno de los más comunes. Es, podríamos decir, el menos literario de todos. Se trata de sentarte a escribir durante una cantidad de tiempo determinada. Dicha cantidad suele venir impuesta, desgraciadamente, por el tiempo que podamos destinar a la escritura dentro de todas nuestras obligaciones diarias. Viene bien para optimizar el tiempo disponible, aunque no es recomendable sumar al objetivo de tiempo, otros objetivos. Es decir, es mejor decir: voy a escribir media hora, que decir: voy a escribir un capítulo en media hora. Cumplir con el tiempo disponible sin distraerse o desconcentrarse ya será suficiente desafío como para hacernos más imposiciones. Corremos el riesgo de bloquearnos y, consecuentemente, frustrarnos si no alcanzamos dichos objetivos. Ser conscientes de cuántos minutos verdaderos podemos aprovechar del tiempo disponible nos ayudará a hacer este método aún más efectivo y funcional. Es, como he dicho antes, el método más práctico y más realista, aunque el menos literario. Las unidades narrativas o las tareas del escritor no se miden en tiempo: ¿Cuánto tiempo es un capítulo?, ¿cuánto tiempo es una revisión de cacofonías? Podemos decir que este método es muy popular porque es el más realista con nuestras vidas. De hecho, este es el que yo sigo la mayoría de las veces.

Por capítulos: Personalmente, este es el que más me gusta. Consiste en sentarse a escribir y no terminar la sesión hasta haber completado la escritura de una unidad narrativa completa: Puede ser un capítulo, puede ser una escena o secuencia, etc. Considero que, narrativamente, es el más efectivo. Escribir un capítulo de un tirón hará que nuestro texto tenga unidad, cohesión y que el capítulo sea percibido después por el lector como una unidad completa y parcialmente independiente. Es verdad que la mayoría de las veces no se dispone del tiempo de escritura necesario para completar un capítulo en una sentada, pero, según mi opinión, sería lo ideal. Del mismo modo que pienso que si se consigue escribir el primer borrador de un relato de una sentada, este siempre va a ser más fácil de cohesionar durante la revisión. Y ya sabéis que yo odio revisar, así que me apunto a cualquier cosa que me vaya a ahorrar horas de esa tarea. Literariamente es el más recomendado, aunque realísticamente pocas veces puede conseguirse. Si se dispone de poco tiempo de escritura en cada sesión, mi consejo es repartir los acontecimientos del capítulo en dos o tres, dependiendo del tiempo que tengamos. De ese modo, podremos completar pequeñas tareas como las del primer método en cada sesión y crearnos de nuevo esa sensación de trabajo y de satisfacción.

Por palabras: Este método anda a medio camino entre el método de los capítulos y el del tiempo. Consiste en establecer un mínimo de palabras por sesión y escribir sin detenerse a corregir hasta alcanzarlo. Scrivener, por ejemplo, tiene un contador de palabras que va cambiando a medida que nos acercamos al objetivo y pasa del rojo al verde cuando lo alcanzamos. Lo bueno de este método es que hace que nos esforcemos por seguir adelante con la historia y no nos enredemos en correcciones durante el proceso de escritura. Lo malo del proceso es que no siempre se puede calcular el tiempo que nos va a llevar completar el objetivo de las palabras ni podemos garantizar que al llegar al objetivo hayamos concluido alguna unidad narrativa en la que podamos detener la acción.
Como ya habréis imaginado, estos métodos pueden mezclarse e incluso intercambiarse según las necesidades que tengáis en cada momento. Sin ir más lejos, Yo suelo escribir midiendo el tiempo o, si dispongo de varias horas, escribo por capítulos. Sin embargo, cuando me encuentro revisando, siempre me siento buscando objetivos de revisión. Este es el modo en el que yo he descubierto que optimizo más el tiempo. Y vosotros, ¿cuál es el método que empleáis para organizar vuestras sesiones de escritura?, ¿qué opináis de estos que os hemos presentado esta semana?
Pues yo he probado todos los métodos y el que más me gusta ahora es por tiempo; pero no le pongo tiempo máximo a una sesión, sino un tiempo mínimo (y uso un temporizador digital para esto). Y si al terminar quiero seguir trabajando (y tengo el tiempo para hacerlo), pues continúo hasta llegar a un punto en que me resulte satisfactorio detenerme (en este caso, ya no uso el temporizador sino un cronómetro para llevar cuenta del tiempo extra de trabajo). También me pongo una meta de tiempo mínimo por mes, porque no siempre puedo escribir todos los días, pero la meta mensual me mantiene al pendiente de aprovechar cada instante de tiempo disponible con el que cuente.
Otra razón por la que me gusta más el método del tiempo, es porque a veces hay una tarea que es demasiado grande y no la puedo completar en una sola sesión; y otras veces estoy trabajando en otro aspecto de un proyecto de escritura que no es la escritura directa de un borrador (investigación/documentación, construcción de mundo, organización de ideas, etc.) y entonces resulta dificil medir mis avances por metas de palabras.
Excelente método 🙂