Como venimos haciendo ya desde años anteriores (2020, 2019 y 2017), desde Centauros más allá de Orión nos gusta sumarnos a la iniciativa #LeoAytorasOct que se mueve cada año por las redes para intentar dar difusión a autoras de género. Un mes nos parece poco para a dar a conocer a tantas buenas autoras, pero mientras siga siendo necesaria una iniciativa como esta para alcanzar la igualdad de oportunidades entre autores de distintos sexos, aquí estaremos.
En esta ocasión os traemos una selección de cinco novelas. Los géneros varían entre la fantasía, la ciencia ficción o el fantastique, para cubrir el espectro más amplio de los géneros imposibles. Nos ha faltado el terror y quizás introducir algo de relato, pero podéis revisar las selecciones de otros años para completar la variedad que os traemos en este.

Olvidado Rey Gudú: Comenzamos con un clásico. Vamos a lo seguro en esta ocasión recomendando esta novela de la gran Ana María Matute. Fue su gran obra y le dedicó muchos años de su carrera como escritora. Se trata de un homenaje a las historias más clásicas, mezclando cuentos con hechos históricos y novelas de caballerías. No apta para lectores con prisa, eso sí. La novela ronda las mil páginas y abarca varias generaciones. Lo que más me fascinó del libro cuando lo leí fue la capacidad de Matute de llevarse a su terreno, a la escritura más castellana y cercana, un mundo tan ajeno como podía ser la fantasía, recuperando parte de la mitología castellana más antigua. La escritura y la precisión del lenguaje, además, hacen que sea una delicia de lectura. Por último, me gustaría destacar el simbolismo de los ambientes y los personajes para hablar de temas que, como siempre en la buena fantasía, nos remite a lo más profundo de nosotros mismos.

Un mago de Terramar: Continuamos con otro clásico, aunque en esta ocasión venido de Estados Unidos. Ursula K. Le Guin nos narra la historia de un joven aprendiz de mago que comete un terrible error debido a su imprudencia y acaba pagando por ello hasta el final de la novela. Una de las historias más profundas que he leído en fantasía, con una conexión directa y muy clara con los problemas que podemos presentar cualquier lector en su vida. Representación racializada desde mucho antes de que se pusiera en valor y mucha verdad y valentía para hablar de temas personales son el resto de elementos que componen esta maravillosa historia. Además, la autora construye un mundo muy rico que podemos seguir explorando en varias novelas y relatos que amplían y completan el mundo de Terramar. Un clásico que nunca envejece.

Justicia Auxiliar: En esta ocasión nos venimos a la actualidad, pero no dejamos los Estados Unidos. Justicia auxiliar es la primera novela de una trilogía escrita por Ann Leckie. A pesar de ser parte de una trilogía, puede leerse perfectamente como novela independiente, lo cual no deja de ser otro punto a favor de la obra. Se trata en esta ocasión de una novela de ciencia ficción protagonizada por una inteligencia artificial que controlaba varios cuerpos humanos y una nave, después de ser separada de todos sus demás avatares y quedar encerrada en el cuerpo de un ser humano. Como todo lo vemos a través de los ojos de la inteligencia artificial, ella no distingue el sexo del resto de personajes, por lo que no sabemos si habla de hombres o de mujeres salvo en casos contados. En inglés se emplea el lenguaje neutro, mientras que para la traducción en castellano se ha optado por utilizar el femenino general, produciendo un efecto muy interesante. Aparte de este juego con el lenguaje, que considero un gran valor para el libro, la historia que cuenta y el tipo de personaje protagonista, logran hacer de esta novela un gran libro que sin duda permanecerá en mi recuerdo durante muchísimo tiempo.

El cuarto de atrás: Volvemos a España y a una mujer clásica. En esta ocasión hablamos de Carmen Martín Gaite, por la que siento una especial debilidad. En esta novela, la autora se atreve a jugar con la fantasía, con la que llevaba tonteando toda su carrera. Lo hace empleando el concepto fantástico que usaba Todorov, es decir, el de la incertidumbre, el de dejar que el elemento imposible pueda parecer real o sugerido. La novela habla de la propia autora y de sus miedos a la hora de escribir una obra para la que lleva mucho tiempo preparándose. La muerte de Franco marca un antes y un después y la novela parece ser una especie de exorcismo propio de la autora para pasar página y poder seguir adelante con su carrera. Tiene la marca de la autora en el texto: buenísimos diálogos y una consecución de pequeñas anécdotas cargadas de simbolismo.

Canto yo y la montaña baila: Sin salir de nuestro país encontramos a Irene Solá, autora jovencísima de la que os hable en este otro post. En él ya habla de las bondades de esta novela, pero no me cansaré de recomendársela a todo aquel que disfrute con la literatura de realismo maravilloso. La autora rescata la mitología rural catalana de manera parecida a Ana María Matute y dota a los personajes de una vitalidad increíble para su cantidad y para el espacio narrativo que les puede dedicar en el texto. Sin duda alguna, uno de los mejores textos que he leído publicados en la actualidad.

Como siempre, os animamos a leer autoras no solo de géneros imposibles y no solo en octubre. Desde mi punto de vista personal, creo que las apuestas más interesantes en los géneros de lo imposible, sobre todo en nuestro país, están siendo realizadas por mujeres y no tienen la visibilidad que deberían, o al menos no la misma que tenemos los escritores todavía. Tal y como hemos dicho antes, mientras esto sea así, aquí seguiremos. Sentíos con total libertad de aportar vuestras recomendaciones o vuestras opiniones sobre las lecturas propuestas en los comentarios.