Siempre hay una buena razón para volver a leer los cuentos de Juan Rulfo. Como escritor, como profesor o puramente como lector. Son textos y voces totalmente disfrutables desde cualquiera de los tres ángulos. Son textos que no envejecen (muy a pesar de los lectores) y que siempre te remueven por dentro aunque los hayas leído mil veces.
Del libro El llano en llamas del autor, mi relato preferido es el de «Macario» (seguido muy de cerca por «Luvina»), texto que uso muchas veces en mis clases y que probablemente sea el relato que más veces he leído. Si aún no te has acercado a la prosa de Juan Rulfo, este relato puede ser un buen comienzo, aunque, según mi opinión, el autor alcanzó la verdadera maestría con su novela Pedro Páramo.
Pero hoy no voy a hablaros de la novela, sino del relato y de la fuerza y el simbolismo que tienen muchas de sus imágenes.

Una de las principales características de la prosa de Juan Rulfo es el lirismo y la plasticidad que tienen las voces de sus textos. La capacidad del autor para describir con una sola imagen un ambiente completo o una persona es apabulladora. Además, el emplear el lirismo y la belleza del lenguaje para describir una situación dura de pobreza y desamparo, le añade un toque casi onírico que lima la dureza de la situación a la vez que te la presenta en toda su crudeza.
Eso es exactamente lo que sucede en «Macario». El relato cuenta la historia de Macario, un chico que vive son su madrina y con Felipa, dos mujeres que cuidan de él y de las que queda al cargo cuando mueren sus padres. El relato está narrado desde la voz de este personaje, lo cual hace que tenga aún más fuerza lo que se cuenta. Macario es un chico que siempre tiene hambre y que vive obsesionado por la culpa y por el pecado porque no quiere ir al infierno. Intuimos que padece algún problema mental y que no es plenamente consciente de las cosas que le suceden a su alrededor. También intuimos que es violento y que no es capaz de relacionarse con otros chicos de su edad de una forma normal. Yo considero que es una metáfora del propio México de Juan Rulfo.
Macario habla de su vida mientras espera a que aparezcan unas ranas y sapos para aplastarlos y evitar que croen, de este modo su madrina podrá dormir tranquila. Toda la historia de Macario tenemos que deducirla a través de sus palabras, las cuales sabemos que no podemos creer al cien por cien. Hablamos de un uso excelente del narrador deficiente, en el que el lector es el que tiene que completar la historia mediante intuiciones y sobrentendidos que deja caer el narrador.

El relato en sí mismo es una delicia y solo con el ritmo y la cadencia de las frases ya valdría para considerarlo un relato excelente, pero, además, en el texto, Juan Rulfo hace gala de un gran dominio de las figuras retóricas. Mérito doble si pensamos que las emplea a través de la boca de un narrador deficiente.
En concreto, me gustaría destacar el uso que hace del simbolismo y del correlato en los animales que aparecen en el texto. Podemos comenzar con las ranas y los sapos, a los que compara en color con los ojos de su madrina y de Felipa. Está claro que el primer personaje le es menos querido a Macario porque es quien le castiga y quien le raciona la comida. Por el contrario, Felipa es la que le cede su comida y la que le dice que es bueno y que debe rezar para no ir al infierno. Los animales con el color de ojos de Felipa se pueden comer, los otros no, los otros no sacian al protagonista.
Todo esto tiene relación con el hambre eterno que tiene el personaje. Un hambre que no se sacia comiendo la comida que le da la madrina o que le roba a los cerdos de esta (un nuevo animal del que hablaremos un poco más adelante). Macario solo se sacia con la leche que le da Felipa y con las ranas que tienen el color de ojos de ella. Está clara la asociación que el autor hace aquí entre el hambre y la necesidad de cariño del protagonista, la falta de atención que tiene. Solo Felipa es capaz de darle ese cariño y esa atención que necesita.

Él se relaciona con los cerdos a un nivel tan próximo que comparte la comida con ellos, lo cual nos hace patente el lado animal que el protagonista tiene, ese instinto que no es capaz de controlar y que vendría reforzado por los ataques violentos que sufre con otros niños o cuando se da golpes en la cabeza por voluntad propia.
En la historia, además, aparecen otros animales como son cucarachas y alacranes. Estos animales aparecen de noche, en la habitación de Macario y recorren su cuerpo mientras duerme o le caen del techo. Aplasta las cucarachas como aplasta los batracios, como intenta aplastar esa parte animal que se le escapa y que le hace estar lejos de Felipa y cerca del pecado. El relato entero está plagado de alusiones a la culpa y al pecado, a esa incapacidad de integrarse con los demás y a no ser lo suficientemente bueno para Felipa, que representa el papel maternal que el personaje no ha tenido.
A esto ayuda también el hecho de que debe dejar que los alacranes recorran su cuerpo sin moverse para que no le piquen, de nuevo una contención de los instintos y los deseos, de ser él mismo. El personaje no puede ser porque eso lo alejará de la sociedad y no será querido ni por Felipa ni por la madrina.

Todo el monólogo redunda en las ideas que he detallado y lo hace, además, de manera circular y repetitiva ya que el personaje no tiene posibilidad de salvación. No hay lugar para Macario en el mundo que Juan Rulfo nos presenta, quizás no haya sitio para Macario ni siquiera hoy en día.
Hay muchas cosas que me he dejado en el tintero, pero quería centrarme principalmente en el uso que hace Rulfo de los animales (al igual que en otros relatos hace uso del clima o de la vegetación) para reforzar la historia que está contando.
Si no habéis leído el relato, corred a buscar el libro y hacedlo. Si lo conocéis, espero que mi digáis que os parece mi análisis en los comentarios.
Alejandro, está muy bueno su comentario y análisis de Macario. Lo busqué enseguida en pdf y acabo de leerlo, no lo conocía. Su descripción es tan aguda que imaginé que se trataba de un relato más extenso y más complejo, antes de leerlo. Aquí se comprueba una vez más que la sencillez es maestría y que no siempre los textos largos son mejores que los cortos. En realidad caí en esta web porque estoy trabajando en el proyecto de escribir mi primera novela (no soy escritor pero sí arquitecto) y uno de los personajes se llama, por ahora, Macario. Me gusta ese nombre, suena a «macabro», aunque mi personaje no es del todo una mala persona ni mucho menos un asesino. Estoy entre Macario, Wilson o Mario, todavía no decido. Un saludo desde Bogotá.
Gracias por comentar, Santiago. Mucho ánimo con la novela. Macario es un nombre precioso 🙂
Excelente resumen Alejandro. Muchas gracias!
Llegué acá porque quería oír impresiones al respecto de ésta narración. Soy actor y quiero interpretarlo de la mejor forma posible. Si ,o logro como quiero, te paso el video.!
Gracias, David. Me alegra haberte ayudado, estaré encantado de ver el vídeo 🙂
Alejandro, qué belleza de comentario. Me has hecho volver a leer a Rulfo, con placer nuevo.
Planteas muy bien el tironeo con la bestialidad que lo etiqueta sin salida. El miedo.
La madrina ( jajaja, otra vez esas terribles madrinas) no sólo lo explica y lo define en su violencia, también lo sujeta, tieso, como cuando espera en el cuarto la caída de los bichos. Me has dado la idea… quizás Macario cada vez que aplasta una cucaracha también aplaste un poco a su madrina.
Muchas gracias.
Me alegra haberte hecho volver a Rulfo 🙂 Siempre es un placer. Uno no deja de encontrarle simbolismos.
Me ha gustado mucho. Estoy leyendo El Llano en Llamas y me gusta leer un resumen o análisis de los cuentos después de leerlos. La mayoría de los resúmenes y análisis son muy viejos, lo cual no está mal, pero me gusta ver que siguen personas que aprecian la literatura al igual que yo. Voy a seguir leyendo más artículos de este sitio porque este me ha gustado. ¡Saludos!
Muchas gracias por el comentario, Andrea.
Espero que disfrutes el resto de artículos 🙂
Me recuerda mucho a William Faulkner: El sonido y la furia.
Gracias por el comentario, Luis 🙂 Desde luego.
Estoy por rendir Lit. Latinoamericana, y estoy con El llano en llano en llamas y releyendo y analizando los cuentos, sobre todos los antesala de Pedro Páramo, como Macario, que preanuncia el clima espectral que rodea a los personajes de su libro cumbre. Gracias…..
Gracias a ti 🙂
Creo que no tiene tantas figuras retóricas, pero si es una historia de abuso sexual y de todo tipo a un menor de edad.
Yo interpreté lo de Filippa de manera diferente. Dice que se mete al cuarto del niño en la noche, y que cuando esté le chupa los senos ella le hace “cosquillas” . Yo creo que más bien Filippa se excita con eso pero como el narrador tiene alguna especie de deficiencia ni siquiera se da cuenta de lo que sucede. Así que no creo que sea su figura maternal, simplemente la quiere porque lo ayuda a saciar su hambre.
Ahora leyendo nuevamente a Macario, creo que Felipe es una mujer adulta y no puede estar lactando,pues no estuvo en gestación, pero ella si realmente lo acompaña y le permite que subsione sus senos, pero no hay tal leche, es su imaginación, por la carencia de la presencia de sus padres, específicamente de su madre y de los traumas que a vivido y que le ha infundido la madrina.
Técnicamente Felipa abusa de él .
Hola! ¿qué piensas acerca de la relación de Felipa y Macario? muy buen análisis , muchas gracias por compartirnos 🫂
Gracias por comentar.
Es complejo, eso daría para otro artículo jejeje