Desde pequeño, los viajes en el tiempo siempre me han fascinado. No solo por mi curiosidad malsana y esa manÃa de cuestionar absolutamente todo lo que me decÃan los profesores de historia, sino porque me parece fascinante el conocer de antemano lo que nos va a suceder. Antes incluso solÃa creer que el destino estaba escrito y que habÃa gente que podÃa leer el futuro desde nuestro presente. Hoy en dÃa soy bastante escéptico con todo, aunque no he perdido tampoco mi afición a cuestionarme la Historia que se nos cuenta o que hemos construido nosotros a través de los restos dejados por nuestros antepasados.
Tampoco he perdido mi gusto por las historias de saltos temporales (pelÃculas, series, libros, cómics, relatos…), aunque cada vez estoy más convencido de que el viaje en el tiempo es algo imposible de conseguir. No voy a meterme en esta entrada en temas fÃsicos sobre el espacio y el tiempo por varias razones. La primera de ellas es que no tengo la mÃnima idea de teorÃa fÃsica y la segunda porque no es el objetivo que busco para el artÃculo.
De lo que quiero hablaros esta semana es de que no importa que el viaje en el tiempo sea posible o no o el modo en el que este se realice, lo más importante es que mantengamos una coherencia con él y con nuestras propias normas internas del relato. Yo, que no creo que jamás el ser humano consiga viajar en el tiempo, sigo disfrutando mucho de esas historias, siempre y cuando el autor o la autora no se dedique a dinamitar el relato desde dentro. Tampoco creo en los elfos o los magos y me encanta leer sobre ellos. Es decir, que disfrutaré de las historias de saltos en el tiempo siempre que no se rompa el pacto que el narrador ha establecido conmigo en el comienzo de la historia.
Según mi opinión, si se pudiera viajar en el tiempo se producirÃan dos consecuencias. La primera de ellas es que ese viaje no podrÃa alterar en lo más mÃnimo la sucesión de acontecimientos que ya se han producido porque ese viaje, precisamente, es el que ha hecho que la historia se desarrolle como tal. Es lo que sucede por ejemplo en la novela La mujer del viajero en el tiempo (cuya lectura recomiendo porque es una sencilla historia de amor de ciencia ficción soft sin pretensiones de resultar más que eso y sin inclinarse hacia la sensiblerÃa) o en la pelÃcula Los cronocrÃmenes. En este tipo de historias los viajes en el tiempo no pueden cambiar el curso de la historia porque ya la han cambiado. Por ejemplo si el protagonista viaja en el tiempo para evitar el accidente de tráfico que mata a sus padres y al final lo acaba provocando. Todo ya ha sucedido. Ese viaje es necesario para que se produzca el presente en el que se realiza el viaje. Es el único en el que puedo entender que el protagonista regrese a un presente inalterado (hablo de pasado y presente, pero me parece igual de válido el viaje hacia el futuro, solo que sus consecuencias no se verán hasta más adelante en la lÃnea temporal). En estas historias se suele defender que la lÃnea temporal del universo es única e inalterable.
La otra situación que puede darse de manera coherente, repito, siempre para mÃ, en una historia de viajes en el tiempo es aquella en la que efectivamente sà se pueda cambiar el rumbo de la historia y de los acontecimientos. En estos casos no me sirve que el personaje regrese al presente y todo esté solucionado, que, imaginemos, su ayudante de laboratorio (si se diera el caso), estuviera esperando al héroe para felicitarle porque ha conseguido derrotar al dictador de turno. ¿Cómo puede saberlo ese personaje? Las consecuencias de dicha acción deben ser mucho mayores que las de hacer desaparecer en el presente a una persona. Ese tipo de historias están mal construidas y no tienen en cuenta algo tan simple como el efecto mariposa. Si se puede alterar el pasado, ese momento de cambio tiene que abrir, inmediatamente, una alternativa en la historia y crear un universo o realidad paralela. La realidad del protagonista debe permanecer, en todo caso, inalterable o desaparecer. Si el personaje regresa, lo más probable es que su presente no haya cambiado en nada porque, de otro modo, ya no es su presente, sino un presente nuevo creado en la lÃnea alternativa. Suponiendo que esa lÃnea sea única y se haya superpuesto a la del protagonista, lo más probable es que al regresar se encuentre con otro doble suyo diferente del que era porque probablemente ya no haya tenido motivos para querer viajar al pasado y, por lo tanto, para dedicarse a ello.
Si en esas historias se acepta la existencia de universos o lÃneas temporales paralelas, puede crearse una doble temporalidad: una con el suceso alterado y otra, que ya existÃa, con el suceso sin alterar. Será a esa a la que regresarÃa el protagonista y, por tanto, no podrÃa cambiar su presente, aunque sà cambiarÃa un presente paralelo de mucha gente. Un ejemplo de este tipo de viaje en el tiempo es la serie The flash en la que el personaje regresa al pasado para salvar a su madre de la muerte y al regresar al presente ha creado una realidad paralela en la que su doble resulta que es menos feliz. Al volver a alterar la lÃnea para que su madre muera y regresar a su presente, crea una tercera lÃnea temporal en la que regresa a un presente parecido al punto de partida, pero en el que se han alterado ciertas circunstancias ya que la muerte de la madre no se ha producido como la primera vez. Para Flash es imposible ya regresar al presente original, lo cual me parece un acierto (y es de lo poco verosÃmil que tiene la serie, por otra parte sea dicho).
Un ejemplo de cómo no debe hacerse un viaje en el tiempo lo encontramos, y me parte el corazón poner este ejemplo porque amo esta serie con todo mi corazón, en El ministerio del tiempo. Soy ministérico acérrimo, pero al César lo que es del César. Según les convenga a los guionistas, los cambios en el pasado afectan al presente creando una realidad paralela o simplemente provocando pequeños cambios que no hace que los personajes no noten dichos cambios (¿Cómo sabemos, por ejemplo, si Carrero Blanco fue asesinado en una realidad paralela o en la original?, ¿por qué los empleados del ministerio sà que recuerdan las cosas que han cambiado?). Sin embargo hay otras veces en la que los personajes vuelven de un viaje y el presente ha cambiado debido a una alteración que, esta vez sÃ, ha afectado a todos, incluso a los trabajadores del ministerio. Como digo, me encanta la serie, pero, sin duda, es un ejemplo de rompimiento del pacto de lo más duro. Cuando suceden estas cosas me encojo de hombros, sonrÃo y sigo disfrutando, pero siendo consciente de la incoherencia.
¿Y vosotros?, ¿soléis disfrutar de historias que hablen de viajes en el tiempo u os resultan completamente inverosÃmiles?, ¿cuáles son vuestras favoritas?
También me gustó muchÃsimo de adolescente, pensar, imaginar, qué sucede si se altera el tiempo y todas sus variaciones, vi 1 serie, creo que era The Sliders, trataba de 1 grupo de conocidos que en 1 máquina para saltar dimensiones, buscaban volver a la propia, entonces en cada 1, se daban cuenta cuando fue el hecho histórico que hizo que las cosas cambien; y ayudaban a personas a resolver problemas pequeños antes de hacer otro salto, aunque siempre les era frustrante parecer que volvÃan y no, era otra paralelidad.
Creo que la idea que maneja StarTrek es buena, Spock vuelve a este presente pero es más viejo y como viene del futuro, da por lógico la paralelidad. En tanto que Rowling en Harry Potter y el Prisionero de Askabán da por lógico el primer caso que expones. Buen análisis, te saluda Ricardo Pacheco, desde las tierras del Ecuador, América.
SÃ, el caso de Rowling es interesante como buen ejemplo, aunque si has leÃdo la obra de teatro que supuestamente continúa la saga, se saltan estas leyes de los viajes en el tiempo de una manera un poco rara. MuchÃsimas gracias por pasarte y comentar, Ricardo, esperamos leerte más veces 🙂