Consten antes de empezar dos cosas: la primera es que este artículo no es una reseña sobre el libro de Neil Gaiman, pero contiene spoilers porque necesito desvelar parte de la trama para argumentar por qué no debe hacerse algo en concreto. La segunda es que no me gusta hablar mal de los libros (a no ser que sean «Crepúsculo» o «La sombra del viento»), porque siempre es un esfuerzo y un trabajo el escribirlos y está claro que Gaiman ha dedicado muchas horas de documentación, escritura y revisión para escribir una obra de tales características. Vaya por delante que valoro ese trabajo y se lo reconozco y que aunque me centre aquí en los defectos, la obra tiene muchos puntos a favor, pero como esto no es una reseña, no entraré en ellos. Hoy voy a saltarme aquello que siempre digo: «Si no vas a decir nada bueno de algo, mejor cállate». Queredme por mis contradicciones. Entro en modo hater.
Estilo:
En este apartado lo cierto es que el libro no peca de ningún problema grave, he de reconocerlo. Aunque es cierto que el fallo que os voy a contar ahora sirve para que te olvides de todo lo demás. En la novela hay un exceso importante de adjetivación. Los adjetivos son herramientas muy útiles para los escritores, pero para que guarden toda su expresividad y su fuerza es importante usarlos cuando sean necesarios. Con los adjetivos pasa como con el follaje: es preciso que haya para que se trate de un bosque, pero si es demasiado, no podemos ver nada más que eso. La sobrexposición adjetival provoca un estilo pobre y oscuro, consiguiendo el efecto contrario al que se pretende normalmente. Gaiman usa los adjetivos sobre todo en los momentos en los que describe algo nuevo para el lector, que es cuando, en teoría, más se necesitan, pero lo hace de una manera exagerada. En lugar de describir minuciosamente una imagen o ayudar a aclararla, lo que sucede es que la imagen se llena de ideas sobrepuestas que ocultan su realidad esencial. Hay pasajes muy importantes del texto que no se ven porque están ahogados por adjetivos. Y es que no olvidemos que el adjetivo es un acompañante del nombre y en pocos casos puede ser más importante que él. Si tapamos el nombre con adjetivos, ¿qué sentido tiene tanto el nombre como el acompañante? Ninguno está cumpliendo su función. No voy a hablar ya de los adjetivos antepuestos, porque ese es un problema (muy grave) de la traducción, no del señor Gaiman. Recordad: los adjetivos como los chupitos de hierbas.
Trama:
En este apartado voy a sacar un poco más de sangre porque tengo varias cosas de las que hablar. La primera de ella son las «sorpresas» que le ofrece al lector al final de la novela. A partir de aquí habrá spoiler gordo. Llega un momento en el que descubres, de manera totalmente gratuita y sin que tenga nada que ver el protagonista o las acciones que realiza, que es hijo de Odín. Hasta aquí bien, podría perdonar que el descubrimiento no derivara de las acciones del protagonista (niños, no lo hagáis en casa), pero lo que no perdono es la ausencia de pistas que me hicieran sospechar de esa relación a lo largo de la novela. Los dos personajes se pasan juntos todo el tiempo y ¿de verdad no hablan de su familia? Ni una sola conversación que nos hubiera hecho ver un gesto raro en el dios. Nada. Pum, oye que resulta que es su hijo. Tú ya sospechas que tiene que tener familia mitológica porque algún poder le hemos visto utilizar a lo largo del libro, pero de ahí a ser el hijo de Odín… Sentí que el autor se había reído de mí y que se había reído durante cuatrocientas páginas. Y eso es lo peor que podéis hacer porque muchas veces no tendréis una segunda oportunidad con un lector. No todos somos Gaiman. Si vais a poner un descubrimiento así, tenéis que dejar pistas en el texto. No demasiado obvias, pero sí para que el lector, al enterarse del secreto, no diga: «¿Y esto?», sino que diga: «¿Pero cómo no me he dado cuenta antes?». Es un equilibrio chungo, lo sé, porque en seguida se puede saber al: «Obviamente que es su hijo, lo sé desde la página cinco». Y, creedme, es mucho mejor lo último que lo primero porque un lector que se crea más listo que un escritor puede volver a leerlo. En el otro caso…
Volviendo a las acciones del personaje protagonista. La resolución del final tiene que ver con lo que decide Sombra, pero de una manera un poco cogida por los pelos. Osea, que no. No voy a entrar en la sorpresa de que Loki esté infiltrado en el bando contrario con tan solo una pista absurda en el medio de la novela, porque me repito. Me refiero a que al final sea Laura la que resuelva casi por sí misma el problema. Resulta que la misión importantísima que Sombra va a desempeñar al final es la de ponerse en medio de los dos bandos y evitar que se maten. Es decir, que la guerra que se lleva prometiendo desde el comienzo de la novela no sucede tampoco. Me gusta pensar que el autor lo sabía y por eso compara el plan de Odín con una estafa. Una gran broma. Una broma de muchas páginas. No hagáis eso. Si la novela solo hubiera tenido este problema, se la hubiera cargado igualmente. Es triste, pero cierto. Un desenlace tiene que venir derivado de las acciones y decisiones de los personajes. Sobre todo de los protagonistas. De otro modo, el lector solo se llevará la sensación amarga del final y se olvidará de todo lo bueno que le hemos dado antes.
Eso podría ser lo que le pasa a «American gods», pero no solo. No se queda ahí. Hay una trama secundaria que solo alarga la historia y únicamente sirve para recreación del autor en la que se introduce un pequeño pueblo en el que una deidad concede prosperidad a cambio del sacrificio anual de un niño. El sitio es el lugar en el que se encuentra Sombra oculto para huir de los nuevos dioses americanos. Hasta ahí, vale. Pero luego nos presenta personajes que no son importantes para la trama, nos despista, como si nos hiciera falta, con nuevas subtramas que parece que van a provocar algo, pero que no. Cuando la novela ya ha acabado, se da una explicación que (¡oh, sorpresa!) también le viene al protagonista por ciencia infusa. Que sí, el protagonista se llama Sombra y que por eso es tan pasivo y está desdibujado, pero luego no me vengas con que es el salvador de nada. Una cosa es que el protagonista se entere de esa manera, que tampoco, pero el lector debe enterase a base de pistas. En esta parte eso se lo voy a conceder. La trama de los niños desaparecidos casa bastante bien con las pistas dadas, pero es que es irrelevante para la historia. I-rre-le-van-te. La eliminas y parece hasta que respira mejor. Niños, no metáis tramas por aumentar las páginas de vuestro libro, por recrearos en ese mundo que habéis creado. No os masturbéis literariamente, al menos no delante de la gente, que está feo. Y mucho menos, si no me hacéis caso y decidís introducir alguna trama secundaria sin ninguna razón narrativa, acabéis la trama fuera de la trama principal. Es decir: ya hemos resuelto la guerra entre los dioses (ejem), si antes me interesaba poco la trama del pueblo, ahora menos. Son más de cincuenta páginas que podría haberme ahorrado muy gustoso.
Como conclusión diré que la obra de Neil Gaiman es un trabajazo impresionante, pero ha quedado deslucido. Y es una pena. La idea es muy buena, pero puedes tener una buena idea y no tener historia. Mi humilde opinión de hater es que debería haberse centrado en la historia personal de alguno de los dioses, o incluso centrarse únicamente en la trama de género negro del pueblo, en lugar de hacer el mosaico que hace. Llega un momento en el que no sabemos si estamos leyendo una novela o viendo «House». En cada capítulo conocen un dios nuevo, lo intentan convencer para que se una a la guerra (que no hay guerra, en serio), el dios duda, vienen los malos, se van. ¿Dónde está el hilo conductor? Ah, sí, perdón, «la guerra». No, en serio, nunca prometáis cosas a los lectores que no se van a cumplir. Para mí la historia hubiera ganado si se hubiera centrado únicamente en Odín y sus intentos por ganar años de vida o, repito, en resolver las desapariciones infantiles del pueblo. Ya sabéis que quien mucho abarca, poco aprieta. Y bastante pretencioso era ya contar la historia de la representación de Odín en Estados Unidos, como para mezclarla con muchos personajes secundarios y con una trama de novela negra. Que sí, muy americano todo, pero no. Tened cuidado con las buenas ideas, no crezcan tanto que un día os despertéis medio devorados por ellas.
Te felicito y agradezco por esta clase de entradas. Eso es sacarle el jugo a la lectura.
Muchas gracias por la felicitación. Me alegra que te haya servido, le da sentido a lo que hacemos 😉
Aunque es muy personal/subjetivo y considerando que a mí me gusta American Gods yo diría que estamos hablando de un fenómeno muy raro y que en la mayoría de los casos no se cumple: “Cuando la historia es buena a pesar de”
¿De que?
No seguir los actuales patrones literarios. Ahora toda novela tiene que iniciar con una escena dramática o de acción para enganchar al lector, ahora solo se tiene que contar lo necesario cualquier cosa que no aporte a la historia sobra, que el arma de chejóv, que no a los personajes clichés y demás cosas por estilo que se determina de análisis de libros que funcionan en estos tiempos pero ¿Una novela puede ser buena a pesar de saltarse patrones literarios que gustan ahora?
Quién sabe a lo mejor en un futuro si no se introduce escenas que no aporten a la historia pero si lo hagan a la construcción del mundo se considere la regla, quizá un nuevo patrón sea que todas las historias tengan que comenzar con una muerte sino pues se esté cometiendo un error.
Si una novela consigue saltarse los “patrones literarios de la época” y aun así gustar quizá eso tenga un valor. A veces si hecho en falta algo que me cuente del mundo de los personajes así no sea parte de la historia. Me encantaría que el señor Brandon Sanderson me cuente cosas que no sean imprescindibles para la historia, porque todo lo que introduce tiene una razón de ser, cuando me muestra un arma de chejóv solo tengo que sentarme a esperar que lo use, no lo sé quizá hecho en falta algo que rompa ese orden que le de cierta naturalidad a un esquema tan rígido y es muy fácil hacerlo mal creo que ese es el verdadero problema.
Totalmente de acuerdo. El canon literario cambia y con él cambia la norma general de estructura. Y siempre hay gente que se lo salta y funciona y son esas personas las que evolucionan el canon. Y, como he dicho, la obra tiene muchísimas cosas buenas, pero creo que estas que comento están mal llevadas a cabo o que podrían haberse llevado a cabo mejor. Aun así, coincido en lo que digo siempre: la novela perfecta no existe y siempre, siempre, es un análisis subjetivo.
Muchas gracias por el comentario.
Acabo de terminar el libro y la verdad, la sensación es totalmente agridulce. Sobre todo, el principal problema para mi, es el desenlace. Como bien dices, la trama principal acaba y el protagonista apenas ha hecho nada.
Una pena. La idea de novela me parece una genialidad. Creo que está bastante bien escrita y a mi me ha enganchado bastante el tener tantas referencias a mitologías antiguas. Pero el desenlace es muy flojo para mi gusto. La historia secundaría, la novela negra-policíaca, si me parece mejor resuelta, fíjate.
Gracias por el análisis.
Muchas gracias por tu comentario, estoy totalmente de acuerdo con lo que dices, Manuel 🙂
Hola.
Yo me termine la novela en día de ayer. No he visto la serie (aunque sabía que existía). Y debo señalar que venía con hype al comenzar a leer la novela. Cosa que no debe hacerse nunca con nada (ni con pelis,ni con animes, etc)
Pero la forma en la que transcurre la novela me perdía varias veces, se me contaba la historia de un compañero de Sombra en la prisión, solo para las risas. Pero que en realidad no importaba si estaba allí, y creo que eso es el problema mayor.
Demasiada información que no lleva a nada, personajes que no importan. Siento que la peor es Sam, aparece de autostop, luego resulta ser hermana de alguien y luego da un beso y luego ya. Fin, se va con unas flores fantasmas en la mano y se acabó.
Los dioses son tantos y tan variados, que tuve que buscar uno a uno de dónde eran,porque la novela no explica de dónde son o donde vienen,cosa que me hubiese gustado muchísimo (aunque se que este requerimiento es personal).
Además de que sentí que todo lo que le ocurría al protagonista era sin importancia, nunca sentí que de verdad se esforzará en algo, y creo que lo único que hizo por su cuenta fue investigar en una biblioteca sobre las aves del trueno, las cuales te dicen que tienen una piedra que devuelve la vida a los muertos, pero no importa, es solo información de paso.
El final es igual a como dices, esperaba la guerra, esperaba confrontación ¿Cómo lucha la Internet? ¿Cómo matas a la globalización? , Pensé que ese era el tema del libro. Además de que los dioses al final son calcomanías, se repiten en todas las tierras ¿Cuántos Odín existen?
Jaja, lo lamento, al final solo me desahogo en tu blog, muy bueno y totalmente de acuerdo con tus opiniones. Siento que la novela al final es esa peli que ves el domingo a media tarde cuando en realidad no tienes nada mejor que hacer, no lo leería otra vez y no lo recomendaría.
Mucha suerte y que tengan un excelente día.
Gracias por pasarte y dejar tus impresiones, Jairo, a mí me pasó algo parecido 🙂
Hola Alejandro. Muy buen análisis. No he leído el libro (aunque sí he visto la serie y he de decir que es bastante mala). Tienes razón razón al decir que lo que no aporte es mejor eliminarlo. Lo mismo sucede con cualquier otro medio audiovisual.
Quería aportar algo, aunque esto sea posiblemente tema de debate.
Ayer acabé de leer Elantris, de Brandon Sanderson (la versión definitiva, publicada tras el décimo aniversario de la obra y según dicen revisada por el autor). No sé si la habrás leído. Sino voy a hacer un pequeño spoiler (pequeño y con poca importancia).
En el libro hay una serie de escenas (una parte de la trama, en verdad) que se podrían eliminar sin que repercutiera en la historia. De esta serie de escenas, la más sonada y que menos aporta está a pocas páginas de comenzar el libro. Cuando Raoden (el protagonista) está confinado en Elantris (una ciudad amurallada) y debe ganarse la lealtad de las bandas que dominan la ciudad. En este punto Raoden decide reunirse, uno a uno, con los líderes de estas bandas para ganarse su lealtad. En primer lugar, acude al encuentro de una mujer, que representa a una de estas bandas y, sin más, cuando la mujer está a punto de mandar a sus esbirros contra él, Raoden le ofrece la posibilidad de salir de la ciudad (Raoden sabe que la mujer desea salir de la ciudad porque así se lo ha dicho su compañero).
En este punto el autor, previamente, ha dejado caer una serie de datos: 1. Que hay un pozo en la ciudad. 2. Que hay un rio subterráneo. 3. Que el rio y el pozo están conectados. Juntas estas tres cosas con el hecho de que la gente que vive en Elantris no puede morir debido a X y tienes un pasadizo secreto para escapar de la ciudad.
Raoden, que es muy listo (lo digo con cierta ironía porque aquí se ve con claridad la mano del autor guiando al personaje) le desvela esto a la mujer y juntos abandonan Elantris en plena noche. El objetivo de la mujer es ir al palacio, no para matar al rey (que es el responsable de encerrar a la gente en aquella ciudad), sino para ver a su hija. Raoden la conduce al interior del castillo a través de pasadizos secretos y deja que la mujer vea a su hija mientras duerme. Hecho esto, salen del castillo y vuelven a Elantris (esta vez por la puerta principal, donde los guardias que custodian la entrada los miran extrañados). Una vez en la ciudad Raoden pide a la mujer que no hable con nadie del pozo ni del rio subterráneo y fin, del pozo no se vuelve a hablar. Como tampoco se vuelve a hablar de la hija de esta mujer. Durante gran parte de la historia, continúan viviendo encerrados en la ciudad. Y cuando al fin Raoden sale, no es por el pozo.
Esta serie de escenas (Raoden y la mujer en el pozo, en el rio, recorriendo las calles, internándose en el palacio, saliendo de él y volviendo a entrar a Elantris), en concreto, no aportan nada. Quizá algo sí. Se descubre que hay pasadizos secretos en el castillo que conducen a las habitaciones de rey. Y también mejora la relación entre la mujer y Raoden. Pero nada más. Son unas veinte páginas de lectura de un libro de casi ochocientas que no aportan gran cosa.
Elantris fue el primer libro que escribió Brandon Sanderson y está repleto de pequeñas imperfecciones. En él, el autor da demasiados rodeos para llegar al final y, en general, es un poco flojillo para mi gusto, pero cuenta una historia entretenida.
Brandon Sanderson ha mejorado mucho como escritor desde la publicación de Elantris, prueba de ello son sus numerosas obras y el éxito que están teniendo. Lo que sin duda más me ha gustado de Elantris es ver como los escritores maduramos con la práctica y aprendemos a no volver a cometer los mismos errores.
En fin, gracias por leer mi comentario y por la publicación del artículo.
Un saludo
He leído Elantris también y opino como tú. El final me pareció un despropósito. Es una pena porque tardé mucho en volver a leer a Sanderson. Hay que tener cuidado con esas cosas, claro.
Muchas gracias por tu comentario 🙂