Cuando nos enfrentamos, como lectores, a un texto narrativo, ya sea cuento o novela, lo solemos percibir como un todo completo, sin reparar ni tener en cuenta las diferentes voces que lo forman. Es algo parecido a lo que sucede cuando escuchamos una sinfonía. Sé que la comparación es manida y burda, pero es eficaz. Cuando escuchamos una composición, no solemos atender a cada uno de los instrumentos por separado, sino al conjunto, lo mismo cuando escuchamos una canción.

Este percibir de un modo unitario es algo que el propio escritor busca, pero al que llega habiendo atendido una a una las diferentes voces que se van a encontrar en su escrito. Como lectores, se nos permite no prestar atención al engranaje y composición de las voces, pero como escritores debemos ser conscientes de ellas y saber construirlas por separado.

La principal voz que encontramos en una novela es la del narrador. Es importante que no confundamos narrador con autor, puesto que sus voces son diferentes. Son diferentes incluso en una novela autobiográfica. En ese caso, el narrador será un trasunto del autor y tendrá una voz parecida, pero nunca idéntica.

La voz del narrador es aquella que «narra», valga la redundancia, lo que sucede en la historia. Si hablamos de un narrador en tercera persona, entonces esta voz será diferente a las voces de los personajes, ya que los narradores en tercera persona no son agentes participativos de la acción de la historia; vendrían a ser unos entes superiores que solo la narran.

Después de la voz del narrador, la siguiente voz que podemos encontrar es la voz de los personajes. En el caso de que el narrador cuente en primera o segunda persona, el narrador sería, también, un personaje. Esta voz tiene la peculiaridad de que puede darse en distintas modalidades que requieren de la atención del escritor por separado. Vamos a verlas a continuación:

  • Voz hablada: La voz hablada es una voz exclusiva de los personajes y solo se daría cuando reproduzcamos de forma literal en nuestro texto las palabras que tal o cual personaje han dicho. Se introducen en el texto usando las comillas o con la raya de diálogo. Esto es importante, porque si el narrador dice: «Juan entró en la tienda y pidió medio kilo de calamares», no estamos escuchando la voz de Juan, sino la del narrador diciéndonos lo que Juan pidió. Sin embargo, si la narración fuera así: «Juan entró en la tienda y dijo: —Buenos días, deme medio kilo de calamares, por favor.», en este caso tendríamos una mezcla de dos voces diferentes; la voz del narrador que nos dice las acciones que realiza Juan y la del personaje hablando por sí mismo. El narrador se echa a un lado para que sea el propio personaje el que hable. Escuchar una voz u otra tiene mucha importancia ya que los personajes nos dan mucha información de sí mismos al hablar. Es la misma diferencia que la que existe entre observar un acontecimiento y que te lo cuente otra persona. En este apartado podemos contar también con canciones que hayamos inventado nosotros para nuestros personajes o que canten ellos.
  • Voz pensada: La voz pensada es parecida a la hablada, solo que en este caso lo que se reproduce de forma literal son los pensamientos de un personaje. Se diferencian de la voz hablada en que los pensamientos suelen ser más sinceros, más directos y menos elaborados que las palabras habladas. Un personaje nos da mucha información sobre sí mismo mediante sus pensamientos. Sobre todo si sus pensamientos no coinciden con lo que dice o hace. Dentro de las voces pensadas podemos encontrar los pensamientos propiamente dichos y el monólogo interior. El monólogo interior, además de soler ser más largo que el pensamiento, también es más caótico y menos hilado. Se asemeja más al pensamiento real que tenemos las personas cuando reflexionamos sobre algo. Evidentemente, la voz pensada debe ser diferente en algún aspecto a la hablada aunque provengan del mismo personaje. No hablamos igual que pensamos. Y lo mismo pasa con el siguiente tipo de voz.
  • Voz escrita: Como ya habréis comprendido, esta voz es aquella en la que se reproducen de forma literal las palabras que un personaje ha escrito. Podemos hablar de una carta, un diario, un email, un chat o un whatsapp. La forma de expresarse de una persona en carta, antiguamente, y en el móvil, hoy en día, refleja a la perfección la forma de ser del personaje y la manera que tiene de relacionarse con los demás. Evidentemente, esta voz, sobre todo si hablamos de una carta, suele estar más elaborada que la voz pensada o la hablada. Los mensajes de texto cambiaron eso y es posible que nuestros personajes escriban cosas aún menos elaboradas que un propio pensamiento. Aquí incluimos también los artículos, fragmentos de libros ficticios, etc. que queramos incluir en nuestro texto. Eso sí, solo aquellos que hayan escrito personajes, es decir, no sacados del mundo real.
  • Voz narrada: Esta última voz solo la tienen los personajes que son a la vez narradores. Se diferencia de la voz escrita en que esta voz tiene la peculiaridad de querer contar una historia y, por lo tanto, siempre es elaborada y, siempre, va a ser más descriptiva que cualquier voz escrita. En general esta voz tiene los mismos rasgos que la voz del narrador, solo que en este caso coinciden narrador y personaje. Si un texto, sea novela o relato, tiene varios narradores, puede que uno de ellos sea personaje y otro no.

Para concluir, también podemos encontrar otras voces intertextuales dentro de nuestro texto. Es decir, que a veces podemos incluir citas a otros textos reales con narradores y personajes inventados por otra persona. Aquí contamos con poemas, fragmentos de novelas, ensayos, artículos, etc. Cualquier cosa puede incluirse, pero debes ser cuidadoso con los derechos de autor y las leyes que rijan en el momento de la escritura.

Lo más importante de todo no es conocer todos los tipos de voces que podemos encontrar en una novela, sino ser conscientes de que cada una de ellas debe ser diferente y reconocible. Los personajes no deben hablar todos iguales y un mismo personaje no debe hablar, escribir y pensar de la misma manera. Evidentemente, personajes que comparten un contexto social concreto y tienen una edad similar, tenderán a hablar parecido, pero siempre hay que buscar una pequeña diferencia. Lo mismo pasa con los pensamientos y la escritura de un mismo personaje. Es evidente que tendrán muchos rasgos en común, pero deben ser diferenciables.