Muchos de vosotros conoceréis y utilizaréis fichas para crear vuestros personajes, es una técnica muy extendida y cuyo uso es bastante común. Sin embargo, no está tan extendido el hacer lo mismo con los espacios por los que se desarrollará el argumento de vuestra historia.

En este caso no quiero hacer distinción entre la literatura fantástica y la realista, puesto que considero que es útil en ambos casos, aunque es cierto que lo va a ser mucho más en la fantástica y la ciencia ficción, sobre todo en las historias en las que el mundo de la narración sea totalmente inventado. ¿Por qué? Pues precisamente por eso. Los personajes actuarán y se moverán a través de un espacio que no existe realmente, por lo que tenemos que tener muy claro cómo es ese espacio. De esa manera podremos hacérselo real al lector en su mente y aumentaremos la verosimilitud del texto. Ya hablaremos otro día de la importancia de los espacios en la ambientación, pero básicamente quedaros con que es más sencillo hablar de algo que se conoce que de algo que no. Además, en ese tipo de novelas es habitual hablar de muchos espacios: ciudades, pueblos, montañas, ríos, caminos, hogares, países, planetas, castillos, naves espaciales, estaciones interplanetarias, etc. Y cada uno de esos espacios tendrá que ser diferente entre sí. Si no tenemos una guía, corremos el riesgo de confundir unos con otros o de cambiar o mezclar elementos que solo pertenecían a uno de ellos, con el riesgo tremendo que eso puede producir en el pacto de verosimilitud.

Pero vamos a hablar de las fichas de espacio en general, sin necesidad de concretar el género de la obra. Al igual que las fichas de personajes, las fichas de espacio son diferentes para cada lugar que describamos. Seremos más profundos y entraremos en mayor detalle en aquellos espacios que más vayan a aparecer en la historia o en aquellos que tengan una carga simbólica o un significado especial para la trama. Cuántos más detalles podamos conseguir de esos espacios, más verosímil conseguiremos hacerlo. Del mismo modo, los espacios secundarios necesitarán menos preparación y aquellos lugares que los personajes no vayan a visitar y simplemente se nombren para dar tridimensionalidad a la historia no requerirán muchas veces ni su propia ficha independiente.

No os voy a incluir un listado con los apartados que se deben incluir en una ficha de espacio porque creo que para cada historia, se necesita una ficha diferente. De hecho este es el consejo que puedo daros en este aspecto: realizar una ficha diferente para cada texto porque de esta manera os aseguraréis de que tenéis la ficha que más útil os va a resultar. Por ejemplo: si voy a escribir una novela ambientada en dos ciudades españolas del siglo XX, no tiene ningún sentido incluir un apartado en el que se especifique la moneda de curso legal en cada una de ellas, incluso aunque las ciudades sean inventadas. Quizás en este ejemplo nos interese más conocer las tradiciones y festividades de cada ciudad, sus personajes pasados ilustres (no sabéis cómo sirve esto para dar profundidad a un espacio), su relación histórica con la otra ciudad, su motor económico, su distribución en barrios, etc. Del mismo modo, si estoy haciendo la ficha espacial de una estación interplanetaria, quizás no me interese su relación con otras estaciones o sus festividades y me interese centrarme en los idiomas que se hablan y en la historia de la estación.

Pero, a pesar de afirmar que cada historia requiere su ficha de espacio distinta, creo que hay algunos elementos comunes que deben aparecer casi siempre puesto que son básicos para crear verosimilitud. Por ejemplo: El clima, puesto que decidirá los vestidos de los habitantes y, probablemente, su motor económico; si está habitado o no; extensión; hechos históricos ocurridos en ese espacio que sean relevantes; motor económico, de qué vive la gente que vive allí o de qué podría vivir alguien que se tuviera que quedar en él por obligación; edificios, construcciones o elementos representativos, etc. El idioma a veces será importante, a veces no. Lo mismo que la moneda o la religión. En ocasiones no vendrá mal dejar un apartado final para realizar un esquema del espacio en concreto o incluso un dibujo si os animáis. A mí me gusta dibujar el plano de la vivienda en la que se va a desarrollar la mayoría de la historia (si la hay) para colocar los elementos decorativos y posesiones de los personajes. Así siempre sabré si para ir a determinada habitación hay que girar a la derecha o a la izquierda y podré imaginar si los personajes se ven unos a otros, si hacen ruido, etc. También intento con ese plano esquemático (muy esquemático, creedme, no queréis verme dibujar nunca) representar un poco o la personalidad de los habitantes del espacio o anticipar un poco lo que se va a desarrollar en él.

Un apartado que yo siempre incluyo en las fichas espaciales y de personajes es a quién o a qué se parece. Es más fácil saber cómo es un personaje de un solo vistazo si recuerdas que se parece a tu tía Toñi. Lo mismo si la casa del protagonista es parecida a la de tu primera pareja o la de tu vecina del cuarto.

En espacios reales lo ideal sería visitar el espacio del que se habla, pero muchas veces es complicado o caro, pero para eso existen las guías de viajes e internet. Aprovechando los buscadores, podéis adjuntar fotografías a vuestras fichas que os ayuden a la hora de describir los lugares.

Como último consejo, me gustaría deciros lo que siempre os digo cuando hablamos de creación de mundo o de documentación: tened cuidado para que este proceso, que debe ser complementario al de escritura, no se convierta en un monstruo indomable que se coma el resto del tiempo de trabajo. Es muy bonito tener quinientas páginas de documentación, de fichas y escaletas, pero es más bonito aún tenerlas de narración.

¿Usáis fichas espaciales?, ¿creéis que me he dejado algún apartado imprescindible?

Eso es todo esta semana. Como veis, a partir de julio el ritmo de entregas disminuye y se convierte en publicaciones quincenales. Descansaremos en agosto y volveremos con más fuerza a partir de septiembre.