En el momento de escribir este artÃculo me encuentro en la fase final de revisión de mi última novela. Justo antes de pasársela al editor y que me dé el visto bueno definitivo. Todos mis lectores cero han coincidido en una cosa que yo ya preveÃa y que les preguntaba en el cuestionario: tengo que reescribir el primer capÃtulo.
Yo ya lo sabÃa porque la voz del narrador del primer capÃtulo después evoluciona y se va distanciando del tono épico exagerado que yo me habÃa impuesto al principio. Estoy escribiendo la historia de Cástor y Pólux, los gemelos de la mitologÃa griega, y el tono del primer capÃtulo me habÃa quedado demasiado impostado, una especie de imitación barata de la Iliada. Poco a poco, a medida que fui trabajando con esa voz la fui suavizando hasta mezclarla con la mÃa propia y hacer algo más natural y sobre todo más actual, más parecido a lo que yo buscaba. Ese primer capÃtulo chirrÃa totalmente con el resto de la novela.
Aunque yo sabÃa eso, traté de suavizarlo en las sucesivas revisiones y de adaptarlo al tono general del libro (cualquier cosa menos reescribir). Pero hay cosas que no se pueden arriesgar. Alejandro, me dije, ¿de verdad vas a arriesgarte a que algún lector no entre en la novela solo por orgullo y vaguerÃa? Vergüenza sobre mi vaca. Yo, que me lleno la boca cuando hablo con alumnos instándoles a no tener miedo a borrar, a cortar, a reescribir, estaba haciendo exactamente lo que sé que no debÃa hacer.

Supongo que lo hacÃa por esa sensación absurda de que si tiraba ese primer capÃtulo estaba tirando parte de mi trabajo, de mi tiempo. Como si ese esfuerzo no hubiera servido para nada. Y nada más lejos de la realidad. Ese capÃtulo me permitió ver por dónde querÃa ir, cómo eran los personajes, la voz que no querÃa usar. Sin ese primer capÃtulo erróneo, no hubiera venido un segundo algo mejor y un tercero ya del todo introducido en la voz que yo buscaba. Eso jamás puede ser tiempo perdido. Tiempo perdido serÃa, por ejemplo, si por cabezonerÃa no cambiara ese primer capÃtulo y estropeara el resto de la novela solo por orgullo. Eso sà que serÃa no tomarme en serio mi escritura, no tomarme en serio mi trabajo. Y yo lo sabÃa y por eso se lo pregunté a los lectores cero, quizás para aferrarme a la última esperanza de que ese primer capÃtulo erróneo fuera solo una impresión mÃa. Pocas veces me ha fallado ese instinto al sentir que algo está mal en mis textos.
Hay quien dice que la primera frase de una novela es la última que se escribe y no sabÃa esa persona la razón que tenÃa. Por supuesto esto es algo que yo ya sabÃa por mis anteriores novelas. Aunque en ninguna de ellas he tenido que reescribir por completo el primer capÃtulo, tal y como me está ocurriendo ahora, sà que he tenido que revisar ese capÃtulo muchas más veces que los demás para que contuviera la esencia completa de lo que luego iba a ser la novela entera. Y eso es algo que solo se puede hacer una vez has terminado la escritura del borrador.

En esta reescritura del primer capÃtulo no solo he revisado y armonizado el tono y la voz con el del resto del libro, sino que también he traÃdo a primer plano detalles de la historia que antes no estaban perfilados. ManÃas de los personajes, ajustes de carácter, detalles ambientales, pequeñas anticipaciones discretas, etc. Era imposible que eso estuviera en la primera escritura porque es algo que no se puede panificar con exactitud por muy escritor de mapa que seas (que encima no lo soy).
Es cierto que mientras reescribÃa el capÃtulo tenÃa la sensación de estar escribiendo más con la cabeza que con el corazón, de ser demasiado consciente de lo que estaba haciendo. No me quedaba otra, puesto que las acciones de los personajes, lo que sucede en ese capÃtulo, debÃa ser igual a lo que ya habÃa escrito previamente o de otro modo no encajarÃa con la continuación de la novela. No he acabado el capÃtulo con la sensación creativa con la que a veces termino de escribir cuando no soy consciente de que lo hago, eso es cierto, pero también intuyo que va a ser un texto que me va a costar bastante menos revisar porque ya estaba empapado de la historia y del tono del narrador. No se puede ganar siempre.

El primer capÃtulo es la entrada del lector a la novela, es el recibidor de la casa. En él vamos a establecer el conflicto, el narrador, los personajes y la ambientación. Si algo de eso falla, el lector no va a querer seguirnos en la historia, no podemos jugárnosla a dejar un primer capÃtulo sin trabajar. Es de perezosos y de despreocupados. Y, si nosotros mismos no nos preocupamos por nuestra novela, si no nos importa lo suficiente como para reescribir un capÃtulo, como para perder unas horas, ¿por qué iba a tener que importarle a un lector que nos está regalando su tiempo y que tiene, seguramente, muchÃsimos más libros que leer? Esto es algo que también les digo mucho a mis alumnos cuando no prestan atención a la revisión de sus textos. Pero con saberse la teorÃa no sirve, como habéis podido ver, hay que sentarse con uno mismo e interrogarse, darse un par de collejas si hace falta y, sobre todo, preguntarnos si creemos en nuestra historia. Porque si creemos en ella, tenemos que esforzarnos por ella y no abandonarla a la primera de cambio o dejarla de cualquier manera.

Los que me seguÃs o me conocéis ya sabéis que odio la revisión y la rescritura, sin embargo siempre es el proceso que más tiempo me lleva al escribir una novela. Soy consciente de ello y lo asumo precisamente porque sé que sin todo ese trabajo que quizás me cuesta más que la escritura, nada de lo que imagino, de lo que me gusta escribir, brillarÃa lo más mÃnimo. Por eso mismo he reescrito el primer capÃtulo de la novela y por eso mismo reescribiré lo que haga falta en futuros textos.